En el presente siglo se vive en un mundo que es el resultante de una globalización económica, que conlleva a que los sistemas educativos se orienten a desarrollar competencias en las personas, lo cual es implícito inobjetablemente en el docente, quien es la garantía principal del resultado de un proceso de formación que determine una producción económica que anhela la sociedad.
Por ende, la necesidad de desarrollarse una variedad de competencias en el docente, constituye la semilla fundamental en un terreno donde los frutos constituyen los estudiantes, cuyo producto se verá en su consistencia, fortaleza, eficiencia y efectividad en el proceder de ellos en el mundo laboral, tomando uno de los conceptos relacionados a la competencia; “saber hacer”, por lo que la capacidad de resolver problemas en diferentes contextos y demandas, y de un modo requerido, es lo que constituye lo anhelado en este mundo competitivo.
Estas competencias requeridas, no se limitan simplemente a aquellas procedimentales o de disponer simplemente de habilidades y destrezas, sino que también se necesita de aquellas que están relacionadas con las actitudes y valores en el ser humano, vinculándose de este modo a los centros educativos con la vida en la sociedad, por lo que, de acuerdo a los niveles educativos en función de la etapa existencial de los aprendices, la Pedagogía y la Andragogía constituyen ámbitos que deben contribuir un sostén muy fuerte en las capacidades de un docente, debido a que debe manejar paradigmas, teorías, métodos, técnicas, … , acorde a los escenarios educativos donde debe desarrollarse.
La pertinencia docente marca un trayecto de responsabilidad, efectividad, eficiencia e integridad desde un punto fundamentalmente ético, dado que la formación profesional no puede estar separada de la persona que vive en la sociedad, y lo que ésta demanda de él. Pasa a su vez, como parte de su perfil, por un papel técnico, debido a que debe desarrollar una experticia en el campo de la tecnología para mentalizar el aprendizaje de sus educandos, que solicita gestión académica e innovación fundamentalmente.
Vital importancia también tiene en el docente, como ha venido siendo, que nazca en él y sea parte de si mismo, la satisfacción de contribuir a la educación adecuada de los estudiantes, el ver cómo se plasma la autorrealización de los mismos acorde a sus necesidades en la sociedad. Esto requiere de una actitud docente abierta a las identidades y realidades de los educandos en su contexto de vida e indiscutiblemente el escenario tecnológico con sus vertiginosos cambios, que crean nuevas escenas de constantes cambios en el convivir de cualquier sociedad, en cualquiera de sus manifestaciones.
La alta presencia de recursos tecnológicos para emplear en la educación es de alta notoriedad, sobre todo por su uso por parte de niños, adolescentes, jóvenes y hasta adultos, cuyo porcentaje de usabilidad va incrementándose poco a poco, por diversas razones, como en la comunicación y el empleo laboral. Como se visualiza, la necesidad de capacitación docente en el manejo de las TIC, en el mundo entero, es de suma importancia, no siendo menos en nuestro país en el que la presencia tecnológica en sus diferentes mundos, va incrementándose muy significativamente a nivel gubernamental y privado indiscutiblemente, que fue donde se establecieron sus raíces.

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