Ella ahuyenta las tempestades de mi mente
cuando los dedos de su mano fría,
se hunde, temblando, en la melena mía
y amorosa la erizan blandamente.
Ella es la que me consuela
en mi crisis de dolor,
siempre por mí se desvela
porque es inmenso su amor.
MADRE tu imagen llevo en mi mente
y llevo tu voz en la mía . . .
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